La experiencia internacional es que el mundo sigue avanzando en la
conformación de bloques regionales. La experiencia propia es que el
Mercosur ha generado un espectacular crecimiento del comercio, que en el
caso argentino ha aumentado más de seis veces entre 1990 y 1997, y,
tanto o más importante que ello, ha producido una estrecha relación y en
muchos casos negocios conjuntos entre empresas de ambos países. Es
decir, el proceso ha ido más allá de la voluntad política de los
gobiernos.
La importancia del Mercosur y en particular de Brasil para la Argentina
se observa en los gráficos. Brasil concentra el 30% de nuestras
exportaciones (la Argentina representa el 12% de las exportaciones
brasileñas), valor que alcanza al 36% cuando se considera la totalidad
del Mercosur. Esta importancia es mucho mayor si tomamos en cuenta que
el contenido tecnológico de los productos exportados al Mercosur es
mucho mayor que el de los vendidos al resto del mundo, o cuando
consideramos aquellos productos que son más difícilmente exportables a
otros mercados. Una aproximación a estos últimos -aunque obviamente no
exacta por la existencia de "commodities" industriales y por la ausencia
de algunos productos de origen agropecuario- viene dada por las
exportaciones manufactureras de origen industrial (MOI). En este caso,
Brasil representa el 54% de nuestras exportaciones de origen industrial,
porcentaje que se eleva al 65 para todo el Mercosur y al 72 si
incluimos a Chile. Más allá de que la creciente importancia de la región
es no sólo el reflejo del crecimiento de nuestras exportaciones sino
también el resultado de la disminución en términos absolutos de las
exportaciones industriales a otros destinos, lo que ya ha sido objeto de
anteriores comentarios en esta columna, vale la pena destacar una vez
más la relevancia del Mercosur para la Argentina.
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