jueves, 24 de mayo de 2012

La experiencia internacional es que el mundo sigue avanzando en la conformación de bloques regionales. La experiencia propia es que el Mercosur ha generado un espectacular crecimiento del comercio, que en el caso argentino ha aumentado más de seis veces entre 1990 y 1997, y, tanto o más importante que ello, ha producido una estrecha relación y en muchos casos negocios conjuntos entre empresas de ambos países. Es decir, el proceso ha ido más allá de la voluntad política de los gobiernos.

La importancia del Mercosur y en particular de Brasil para la Argentina se observa en los gráficos. Brasil concentra el 30% de nuestras exportaciones (la Argentina representa el 12% de las exportaciones brasileñas), valor que alcanza al 36% cuando se considera la totalidad del Mercosur. Esta importancia es mucho mayor si tomamos en cuenta que el contenido tecnológico de los productos exportados al Mercosur es mucho mayor que el de los vendidos al resto del mundo, o cuando consideramos aquellos productos que son más difícilmente exportables a otros mercados. Una aproximación a estos últimos -aunque obviamente no exacta por la existencia de "commodities" industriales y por la ausencia de algunos productos de origen agropecuario- viene dada por las exportaciones manufactureras de origen industrial (MOI). En este caso, Brasil representa el 54% de nuestras exportaciones de origen industrial, porcentaje que se eleva al 65 para todo el Mercosur y al 72 si incluimos a Chile. Más allá de que la creciente importancia de la región es no sólo el reflejo del crecimiento de nuestras exportaciones sino también el resultado de la disminución en términos absolutos de las exportaciones industriales a otros destinos, lo que ya ha sido objeto de anteriores comentarios en esta columna, vale la pena destacar una vez más la relevancia del Mercosur para la Argentina.

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